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Carla Stinus

Katherine Dunham, una historia de baile

Actualizado: 13 may

La historia del baile está plagada de pequeñas historias de bailarines y bailarinas que, de una forma u otra, revolucionaron la danza en un momento clave de la historia. No solo una revolución del baile en los movimientos, sino también en los conceptos, los valores y la cultura. En este artículo hablamos de la bailarina, coreógrafa, profesora, directora y antropóloga de los bailes primitivos africanos Katherine Dunham.

Sus primeros años en el baile y cómo va trazando la dirección de su carrera como bailarina


Katherine Dunham fue una mujer afroamericana que nació en el seno de una familia pobre de Chicago en 1910. Tuvo una vida profesional larga y diversa dedicada al baile: fue bailarina, coreógrafa y profesora. Y se convirtió en directora cuando, en 1931, fundó su primer estudio de danza en Chicago. Además, estudió antropología al ganar una beca en la Universidad de Chicago y se doctoró en danzas primitivas del Caribe sumergiéndose de lleno en los bailes de aquellas culturas. Entre 1936 y 1937 viajó a Haití, Jamaica, Trinidad y las Islas Martinicas y estudió y documentó sus danzas y movimientos. Su obsesión era investigar por qué los negros bailaban cómo bailaban. Y cuanto más observaba, decía, más entendía.


En 1940 fundó la primera compañía de baile de los Estados Unidos formada por bailarines y bailarinas afroamericanas en su totalidad. En esa época, si eras bailarín o bailarina negra en Estados Unidos se te otorgaba, directamente, la etiqueta de “negro dancer”. Y ese término marcaba un límite. Es decir, podías aspirar a bailar tap, shake o a ser contorsionista, pero no mucho más. Quizás podías llegar a bailar en un Chorus line si eras mujer y tenías la piel clara. El caso es que a las personas negras no se les permitía estar en otros escenarios que no fueran esos, y Dunham trabajó duro para dignificar todo ese material que había aprendido durante sus viajes al Caribe. Mezcló con maestría todos esos bailes ancestrales de origen africano con todo el bagaje que había aprendido del ballet clásico y del baile moderno europeo. Transformó el baile y trabajó duro para llevar todo ese material al escenario de la forma más honesta y consciente posible.


Esta es una canción típica de los ritmos caribeños que ella vivió en sus viajes al Caribe. Nos adentra muy bien a toda la cultura de baile que estamos a punto de descubrir. Se trata de la canción del principio de este vídeo.


Katherine Dunham es parte de la historia del baile


Integración del baile afrocaribeño: La Técnica Dunham


Así pues, cuando ella volvió del Caribe, enseñó a su compañía de danza algo muy fundamental de la cultura que estaba estudiando y que iba más allá del puro movimiento: la dimensión espiritual del baile que tenía como premisa sacar y expandir los sentimientos relativos al ser humano tales como el dolor, la injusticia, la muerte, la vida o la emoción.Y esa fue una de las primeras grandes revoluciones de Dunham y de la llamada “Técnica Dunham”, ya que estaba aportando al baile, a la danza de estudio, un concepto totalmente diferente.


La técnica de Katherine Dunham se basó en los ritmos ancestrales de la esclavitud africana en la cuenca caribeña y en el movimiento aislado de las diferentes partes del cuerpo, basado en el principio de la disociación. Dunham desarrolló una teoría increíble sobre cómo se mueve el cuerpo que todavía se usa en las escuelas de baile de hoy en día. La técnica se basa en aprender cómo se mueve cada parte del cuerpo de forma separada y en todas las direcciones posibles: cabeza, hombros, caja torácica, manos, caderas, dedos, rodillas o piernas; cubría todo el rango de movimiento del cuerpo. La construyó usando su bagaje en el ballet clásico, en el baile moderno y en el baile afrocaribeño. Y, por supuesto, añadió también sus propias ideas. Ella decía: “No soy la mejor bailarina, pero soy una importante catalizadora”. Aquí podemos ver dos vídeos ejemplo de la Técnica Dunham.


Los movimientos más impresionantes y complicados que Dunham enseñaba provenían de las Islas Martinicas. Allí los hombres realizaban un baile de lucha llamado el Agya, una fusión de combate africano y europeo. Este baile/lucha apareció porque a los esclavos no se les permitía usar armas. Se podría decir que el Agya es un arte marcial disfrazado de baile. Dunham grabó muchas imágenes durante su estancia en las Martinicas y luego las usaba con su alumnado para enseñarle los movimientos. En 1937 decidió montar una coreografía basada en su interpretación del Agya, la cual estrenó en Chicago en enero de 1938. El baile hacía referencia al amor entre un pescador y una chica y un diablo que lo impedía. Impresionante de ver, tanto el Agya como la interpretación que ella hizo.


Katherine Dunham en una clase de baile


Nueva York y la consolidación de su carrera con su compañía de baile


La obra obtuvo un éxito inmediato. Tanto que ella y su compañía de baile fueron invitados a Nueva York, a Broadway. Era el año 1940. Para esa ocasión Dunham preparó un dueto al que llamó Barrelhouse Blues sobre un chico y una chica que se encuentran en la ciudad de Chicago en invierno y empiezan a intimar y fantasear en un bar. La obra está llena de sensualidad y los movimientos y la danza son suaves y acompasados. Una pieza de baile muy blusera que creó mucha controversia para el público de 1940 dada su temática. Lo que la crítica ignoró fue el hecho de que esa pieza era una auténtica revolución del baile, una auténtica mezcla entre lo auténtico con lo artístico. Tacharon la obra de “vulgar” pero a Dunham no le importó, le gustaba el riesgo y por encima de todo buscaba que tanto el público como los bailarines experimentaran el blues, el jazz, lo espiritual de todo esta música y cultura a través de la danza. Este vídeo contiene una pequeña parte del baile.


Muchos proyectos, muchas caras y una misma causa


La celebridad puso el turbo en la vida de Dunham: impartía clases sobre cultura caribeña, escribía artículos para la revista Esquire bajo el pseudónimo Kei. Donn y triunfaba en los escenarios de Broadway y en las pantallas de Hollywood. En 1945 abrió una escuela de baile en Nueva York, que pronto se convirtió en el foco de la danza negra en América, de la danza africana. También fue la primera coreógrafa de raza negra que realizó una coreografía para el Metropolitan Opera House: Aida, en 1964.


Su compañía de baile siguió en activo durante muchísimos años. Entre 1940 y 1960 la compañía viajó por más de sesenta países en los seis continentes, siempre con un lema subliminal y potente de lucha por la igualdad y el no olvido pues Dunham también fue una mujer muy activa políticamente. Era un momento de extrema segregación y Dunham usaba su popularidad para ir contra el racismo. Ejemplo de ello es que soplaba a la prensa los nombres de aquellos hoteles a los que no se les permitía la entrada por ser negros, rechazaba contratos en aquellos lugares en los que podía acudir una audiencia segregada y daba charlas sobre los derechos civiles de los negros.

Su legado


La cultura africana, tanto en música como en danza, se desarrolló muy fuertemente en lugares como Brasil, el Caribe o la parte negra de Estados Unidos. Todos esos bailes, movimientos, lenguajes y expresiones artísticas de raíz africana se desarrollaron gracias a artistas como Katherine Dunham. Los y las artistas afroamericanas querían buscar las conexiones con su pasado y rendir homenaje a su cultura y, desde allí, desarrollar y transformar el legado que tenían. Fueron tiempos en los que la estética y la evolución de la cultura negra empezaban a unir África con las nuevas culturas negras del resto del mundo. En palabras de Dunham: “No podría haber aprendido los bailes sin conocer a las personas”.


La técnica de baile de Dunham se difundió por toda Norteamérica en universidades y centros tanto profesionales como amateurs, y ella se mantuvo en activo mientras pudo. Murió con 96 años en Nueva York. Su lema "Black is beautiful" pervive hoy en día.


Katherine Dunham un referente del baile

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Carla Stinus

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